Por:
Rodrigo Andrés Durán
Durante el 2011 la FLIP documentó 131 agresiones
y habló con más de 300 periodistas en todas
las regiones del país. Foto-FLIP.
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El actual presidente de la FLIP, Ignacio Gómez,
ha vivido en carne propia las amenazas, el exilio y el asesinato de cientos de colegas.
Lleva más de 30 años ejerciendo la profesión de periodista, y hasta el momento
nada ha detenido su lucha constante contra la impunidad.
¿
Existen dificultades concretas para ejercer el periodismo en este país?
En Colombia hay problemas reales de libertad de expresión. El Estado, a pesar de su
pregonado discurso sobre la transparencia, se ha venido transformando en un
Estado mucho más secreto. Se volvieron secretos muchos documentos que antes no
lo eran; investigaciones administrativas,
procesos abreviados de contratación, actas, entre otros. El Estado
entonces, entró en un enemistado no sólo con la prensa, sino con la opinión
pública.
Los policías y los vigilantes impiden el acceso de
los periodistas a los lugares de información cuando se les da la gana. En
resumidas cuentas el respeto al periodismo se está perdiendo. Hay que hacer
algo para recuperarlo porque una democracia sin periodismo no funciona.
Se
disminuyeron los asesinatos de periodistas y hoy es posible diagnosticar la
censura en Colombia. ¿Estamos en un buen momento?
No, para nada. Estamos en una situación dramática.
En primer lugar, tenemos una gran cantidad de muertes impunes; y segundo,
tenemos muchos periodistas amenazados. Más de 150. Además, la prensa y la
profesión del periodismo están en una crisis profunda. La FLIP considera que
hay una crisis de respeto por la profesión de periodistas dentro de los
funcionarios públicos.
Tenemos en general una situación precaria para el
ejercicio del periodismo en el país. Los medios tienen muy poca diversidad de
opiniones y llegan a muy poca gente.
En
el informe queda claro que muchos periodistas de las regiones más peligrosas
del país prefieren no indagar y limitarse a los comunicados oficiales. ¿Por qué
lo hacen?
Pues básicamente porque a sus compañeros los han
matado por indagar. Es decir, las principales consecuencias que esta impunidad
genera son cadenas de de intimidación y de miedo. Lo más grave cuando no se
resuelve el asesinato de estos periodistas, es que el poder que los mató sigue
siendo considerado como una fuerza dentro de las regiones en las que estos
periodistas mueren. Yo no creo que sea un tema de autocensura como de censura
real. No es que yo quiera censurarme, es que si yo hablo me matan.
No. El contraste es precisamente el valor que le
damos a las cifras, pero las cifras son las mismas. Por ejemplo, no
consideramos que el Gobierno pueda responder con una cifra del presupuesto
nacional para la protección de
periodistas, argumentando que eso es lo que el Gobierno está haciendo por la
libertad de expresión. Un periodista protegido no es más libre, por el
contrario, es menos libre.
Obviamente es
una ventaja para el periodista saber que su vida va a correr menos peligro,
pero yo lo que creo es que hay inversiones que se pueden hacer muchísimo mejor,
con muchísima más eficiencia.
Lo que a
nosotros nos preocupa, ya que podemos estar tranquilos por los esquemas de
protección, es la impunidad en torno a los ataques y especialmente en torno a
los asesinatos. Una persona que asesina a un periodista y no le pasó nada va a
tener prácticamente un estímulo para matar a otro periodista; nosotros queremos
que la fiscalía actúe antes de que esto suceda.
La
Fiscalía anunció sólo hasta diciembre del año pasado, la vinculación del
paramilitar Alejandro Cárdenas Orozco, alias 'JJ' ,en el secuestro y ataque a la periodista Jineth Bedoya. La FLIP
conoce bien este caso ¿Usted qué opina?
Se han presentado avances recientes en el caso de Jineth Bedoya. Pero está claro
que si se hubiera investigado diligentemente hace once años ese caso; ese tema
hubiera podido estar resuelto. Yo no me explico cómo estando un paramilitar en
la cárcel durante once años, resistiendo las denuncias públicas que lo
relacionaban a él con el caso, solamente once años después, ese paramilitar es
interrogado por la Fiscalía. Son estos
los casos los que nos hacen pensar que la fiscalía tiene que investigar
oportunamente. Es decir, antes del asesinato. No sabemos si ese tipo, que está
amenazando y aterrorizando a todos los periodistas a través del caso
representativo de Jineth, haya por ejemplo ordenado el asesinato de otro
periodista simplemente porque la Fiscalía no lo investigaba.
El
expresidente Álvaro Uribe durante y después de su gobierno ha agredido
verbalmente a varios periodistas. ¿Cómo
interpreta usted estos insultos?
Hay que destacar
que parte del irrespeto al periodismo que se presenta ahora
especialmente en las áreas más rurales del país, está asociada a que el
presidente se “daba el lujo” de insultar públicamente a un periodista. Y en
consecuencia en pueblos más pequeños el alcalde se sentía con autoridad para ir
a cachetearlo en la cabina de radio, o a maltratarlo a través de su discurso en
una plaza pública.
En su momento Álvaro Uribe significó un gesto
nefasto para la libertad de prensa, en varios aspectos. En primer lugar, porque
el tema de las chuzadas lesionó el derecho de todos los colombianos a estar
bien informados, al romper la confianza entre la fuente y el periodista. No es
fácil que la fuente se atreva a llamar a un periodista para darle información
delicada, si sabe que el Departamento Administrativo de Seguridad lo está
escuchando. Esto quiere decir que el ex presidente le causó un daño gravísimo a
la confianza ciudadana en los periodistas y al respeto por la profesión.
¿Cuál
cree que es el principal error que cometió el exmandatario?
Lo que pasa con Álvaro Uribe, Hugo Chávez y los
autoritarismos de la década pasada es que todos entienden los medios de
comunicación como un vehículo del desarrollo de las políticas del gobierno. Y
hay que dejar claro que así no se entienden los medios de comunicación en
Colombia. Tal vez suceda en Cuba o en las dictaduras comunistas y fascistas. Ese
esquema de pensamiento de la prensa como herramienta del desarrollo de una
política no es un concepto democrático. Y desgraciadamente ese concepto, no
democrático, se está expandiendo en América Latina en autoritarismos de
izquierda y de derecha.
Según
el informe, el internet es una nueva arma para evadir la censura. ¿Cuáles son
las ventajas y las desventajas del periodismo digital?
El periodismo cibernético es periodismo moderno. Así tiene que hacerse
el periodismo actual. Es mucho más
democrático que cualquier periodismo que antes se hubiera practicado en la
historia de la humanidad. Cualquier persona, cualquier ciudadano del mundo
puede juzgar y dar una información específica que le atañe y que no le atañe.
El gran problema es que no es una respuesta al periodismo profesional
todavía. Una empresa que se sostenga en
internet por su calidad en su contenido aún no existe. La Silla Vacía es un
claro ejemplo de las buenas apuestas. En ese medio ya se ve información profesionalmente
hecha.
¿Cuál
es la mejor investigación periodística de todos los tiempos?
En mi opinión Desde los “Muckrakers” no ha habido
investigaciones que causen cambios
sociales de alto impacto como se logró en
ese entonces. De la investigación “The history of Standar Oil” se
desprendió la primera ley antimonopolios, la de Estados Unidos. Igualmente, a propósito de la investigación “The Jungle” de Lincoln
Steffens, se desarrollaron las agencias de control de drogas y alimentos
en Estados Unidos.
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