jueves, 16 de febrero de 2012

Contra la impunidad

“El respeto al periodismo se está perdiendo. Hay que hacer algo para recuperarlo porque una democracia sin periodismo no funciona”: Ignacio Gómez 

Por: Rodrigo Andrés Durán

Durante el 2011 la FLIP documentó 131 agresiones  
y habló con más de 300 periodistas en todas
 las regiones del país. Foto-FLIP.


La Fundación para la Libertad de Prensa publicó la semana pasada el informe  sobre las agresiones que tuvieron que vivir los periodistas en el 2011, en Colombia. Según la FLIP desde el 2002  se han registrado 1,261 agresiones contra periodistas y  139 asesinatos, de los cuales han prescrito 57 y ha habido 17 sentencias condenatorias. Aunque los asesinatos disminuyeron, siguen las alarmas  de impunidad.  Las regiones más peligrosas del territorio nacional son Cauca, Antioquia, Arauca, Cesar, Magdalena y Bogotá.
 El actual presidente de la FLIP, Ignacio Gómez, ha vivido en carne propia las amenazas, el exilio y el asesinato de cientos de colegas. Lleva más de 30 años ejerciendo la profesión de periodista, y hasta el momento nada ha detenido su lucha constante contra la impunidad.

¿ Existen dificultades concretas para ejercer el periodismo en este país?
En Colombia hay problemas reales de libertad  de expresión. El Estado, a pesar de su pregonado discurso sobre la transparencia, se ha venido transformando en un Estado mucho más secreto. Se volvieron secretos muchos documentos que antes no lo eran; investigaciones administrativas,  procesos abreviados de contratación, actas, entre otros. El Estado entonces, entró en un enemistado no sólo con la prensa, sino con la opinión pública. 

Los policías y los vigilantes impiden el acceso de los periodistas a los lugares de información cuando se les da la gana. En resumidas cuentas el respeto al periodismo se está perdiendo. Hay que hacer algo para recuperarlo porque una democracia sin periodismo no funciona. 

Se disminuyeron los asesinatos de periodistas y hoy es posible diagnosticar la censura en Colombia. ¿Estamos en un buen momento?

No, para nada. Estamos en una situación dramática. En primer lugar, tenemos una gran cantidad de muertes impunes; y segundo, tenemos muchos periodistas amenazados. Más de 150. Además, la prensa y la profesión del periodismo están en una crisis profunda. La FLIP considera que hay una crisis de respeto por la profesión de periodistas dentro de los funcionarios públicos.

Tenemos en general una situación precaria para el ejercicio del periodismo en el país. Los medios tienen muy poca diversidad de opiniones y llegan a muy poca gente.

En el informe queda claro que muchos periodistas de las regiones más peligrosas del país prefieren no indagar y limitarse a los comunicados oficiales. ¿Por qué lo hacen?

Pues básicamente porque a sus compañeros los han matado por indagar. Es decir, las principales consecuencias que esta impunidad genera son cadenas de de intimidación y de miedo. Lo más grave cuando no se resuelve el asesinato de estos periodistas, es que el poder que los mató sigue siendo considerado como una fuerza dentro de las regiones en las que estos periodistas mueren. Yo no creo que sea un tema de autocensura como de censura real. No es que yo quiera censurarme, es que si yo hablo me matan.

 ¿Contrastan  en algo  las cifras de la FLIP y las del Gobierno actual?

No. El contraste es precisamente el valor que le damos a las cifras, pero las cifras son las mismas. Por ejemplo, no consideramos que el Gobierno pueda responder con una cifra del presupuesto nacional  para la protección de periodistas, argumentando que eso es lo que el Gobierno está haciendo por la libertad de expresión. Un periodista protegido no es más libre, por el contrario, es menos libre.

 Obviamente es una ventaja para el periodista saber que su vida va a correr menos peligro, pero yo lo que creo es que hay inversiones que se pueden hacer muchísimo mejor, con muchísima más eficiencia.

 Lo que a nosotros nos preocupa, ya que podemos estar tranquilos por los esquemas de protección, es la impunidad en torno a los ataques y especialmente en torno a los asesinatos. Una persona que asesina a un periodista y no le pasó nada va a tener prácticamente un estímulo para matar a otro periodista; nosotros queremos que la fiscalía actúe antes de que esto suceda.

La Fiscalía anunció sólo hasta diciembre del año pasado, la vinculación del paramilitar Alejandro Cárdenas Orozco, alias 'JJ' ,en el secuestro y  ataque a la periodista Jineth Bedoya. La FLIP conoce bien este caso ¿Usted qué opina?

Se han presentado avances recientes  en el caso de Jineth Bedoya. Pero está claro que si se hubiera investigado diligentemente hace once años ese caso; ese tema hubiera podido estar resuelto. Yo no me explico cómo estando un paramilitar en la cárcel durante once años, resistiendo las denuncias públicas que lo relacionaban a él con el caso, solamente once años después, ese paramilitar es interrogado por la Fiscalía.  Son estos los casos los que nos hacen pensar que la fiscalía tiene que investigar oportunamente. Es decir, antes del asesinato. No sabemos si ese tipo, que está amenazando y aterrorizando a todos los periodistas a través del caso representativo de Jineth, haya por ejemplo ordenado el asesinato de otro periodista simplemente porque la Fiscalía no lo investigaba.

El expresidente Álvaro Uribe durante y después de su gobierno ha agredido verbalmente a varios periodistas.  ¿Cómo interpreta usted estos insultos?
Hay que destacar  que parte del irrespeto al periodismo que se presenta ahora especialmente en las áreas más rurales del país, está asociada a que el presidente se “daba el lujo” de insultar públicamente a un periodista. Y en consecuencia en pueblos más pequeños el alcalde se sentía con autoridad para ir a cachetearlo en la cabina de radio, o a maltratarlo a través de su discurso en una plaza pública.

  ¿Qué significó Álvaro Uribe para la libertad de prensa  en Colombia?

En su momento Álvaro Uribe significó un gesto nefasto para la libertad de prensa, en varios aspectos. En primer lugar, porque el tema de las chuzadas lesionó el derecho de todos los colombianos a estar bien informados, al romper la confianza entre la fuente y el periodista. No es fácil que la fuente se atreva a llamar a un periodista para darle información delicada, si sabe que el Departamento Administrativo de Seguridad lo está escuchando. Esto quiere decir que el ex presidente le causó un daño gravísimo a la confianza ciudadana en los periodistas y al respeto por la profesión.

¿Cuál cree que es el principal error que cometió el exmandatario?

Lo que pasa con Álvaro Uribe, Hugo Chávez y los autoritarismos de la década pasada es que todos entienden los medios de comunicación como un vehículo del desarrollo de las políticas del gobierno. Y hay que dejar claro que así no se entienden los medios de comunicación en Colombia. Tal vez suceda en Cuba o en las dictaduras comunistas y fascistas. Ese esquema de pensamiento de la prensa como herramienta del desarrollo de una política no es un concepto democrático. Y desgraciadamente ese concepto, no democrático, se está expandiendo en América Latina en autoritarismos de izquierda y de derecha.

Según el informe, el internet es una nueva arma para evadir la censura. ¿Cuáles son las ventajas y las desventajas del periodismo digital?

El periodismo cibernético  es periodismo moderno. Así tiene que hacerse el periodismo  actual. Es mucho más democrático que cualquier periodismo que antes se hubiera practicado en la historia de la humanidad. Cualquier persona, cualquier ciudadano del mundo puede juzgar y dar una información específica que le atañe y que no le atañe. El gran problema es que no es una respuesta al periodismo profesional todavía.  Una empresa que se sostenga en internet por su calidad en su contenido aún no existe. La Silla Vacía es un claro ejemplo de las buenas apuestas. En ese medio ya se ve información profesionalmente hecha.

¿Cuál es la mejor investigación periodística de todos los tiempos?

En mi opinión Desde los “Muckrakers” no ha habido investigaciones que causen  cambios sociales de alto impacto como se logró en  ese entonces. De la investigación “The history of Standar Oil” se desprendió la primera ley antimonopolios, la de Estados Unidos.  Igualmente, a propósito de  la investigación “The Jungle” de Lincoln Steffens,  se desarrollaron  las agencias de control de drogas y alimentos en Estados Unidos. 


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