Cerca del 40 por ciento de las 3.500
especies de orquídeas nacionales están en peligro de desaparecer, por
cambio climático y tala indiscriminada de bosques. Para
evitar la extinción total, ingeniero ambiental de la
Universidad Nacional busca
reproducir la flor en laboratorio.
La flor más exuberante del planeta está en riesgo a desaparecer. / Foto. nathalia Sarmiento A.
Por. Nathalia Sarmiento Ayala
Jorge Sánchez
Prieto se define
como un buscador
de tesoros naturales.
Un día de
1989, llegó de casualidad al
occidente del país en busca
de nuevas especies de
aves. Pero sin quererlo, en medio
del recorrido, terminó
encontrando orquídeas que habían
nacido entre cientos de
árboles viejos. Su pasión
por el estudio de esta
planta creció tanto, que hace
seis meses por medio de
manipulación genética logró
darle vida a
una exótica flor
de color lila, azul, violeta y
blanco.
En
menos de
tres hectáreas, de las 11 que
tiene en una finca
situada en La Mesa
de Los Santos, a una
hora de Bucaramanga, Sánchez
instaló hace ocho
años un laboratorio y un
vivero en los que comenzó
su trabajo con más de 6.000
plántulas, entre híbridas y especies silvestres.
Durante el
primer año mantuvo
las plántulas en pequeños frascos
con nutrientes, y expuestas a poca
luz, cuando las plantas alcanzaron los tres centímetros
fueron trasplantadas a un matero
con abonos especiales,
y permanecieron a una temperatura
de 25 grados
centígrados, después de cuatro
años de germinación, las semillas fueron polinizadas
y sirvieron de plantas
madres para la producción de las nuevas,
hasta obtener más de
50.000 orquídeas en su
laboratorio ."Para
fertilizar se imita a los insectos que son los que hacen el trabajo de
polinización. Con un palillito aséptico (esterilizado) pasamos el polen de una
orquídea a otra para que las semillas se formen en una cápsula de la
planta", precisa.
En
el mundo hay más de
35 mil clases
de orquídeas, cerca
del 60 porciento
se encuentran en
Colombia, según los expertos
es muy probable que en
menos de
10 años estas especies
desaparezcan, debido a los
fuertes impactos
ambientales. La erradicación de cultivos
ilegales con glifosato
ha contribuido a la desaparición de la planta, además del
calentamiento global, que
altera la circulación de neblina, impidiendo el crecimiento de esta especie.
Además
de su belleza y su sorprendente capacidad de adaptación, las orquídeas son
epífitas, es decir, que usan como soporte para vivir a otras plantas, convirtiéndolas
en un termómetro y medidor de la salud de los ecosistemas. Según el biólogo y
profesor de la Universidad Nacional, Julio Betancur, "las orquídeas juegan
un papel clave en la vida de otras especies y hábitats. Si los colibríes son
las joyas aladas del mundo natural, las orquídeas son los tesoros escondidos en
la niebla".
Las
orquídeas ocupan el primer lugar entre las familias de plantas con mayor número
de especies amenazadas, según una investigación hecha por la Universidad Nacional
en el año 2011.
De las 3.500 especies conocidas, 1.220 están en "peligro crítico", 900 en "categoría de peligro", y 350
tienen un nivel de desaparición
"vulnerable".
La
conservación del hábitat natural de las orquídeas, y la
experimentación en laboratorios,
será el
único camino para proteger a una
de las familias
botánicas más raras
y de mayor variedad de
la naturaleza; mientras
llega el 2016, momento
en el que terminará la
reproducción de las plantas en el
laboratorio, Jorge Sánchez seguirá
viajando para capacitar
a los campesinos sobre la
importancia de preservar esta planta que
se encuentra a un paso de
desaparecer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario