A
pesar de la sobreoferta de taxis en la capital, son muchos los ciudadanos
inconformes por las irregularidades a las que se enfrentan cuando necesitan un
servicio.
El tráfico de Bogotá, es una de las excusas por las que algunos taxistas no le prestan el servicio a los usuarios. Foto: Johanna Celedón |
Según cifras de la
Secretaría Distrital de Movilidad, en Bogotá circulan alrededor de 49.800 taxis
legales e ilegales. Aunque son muchos los vehículos que trabajan para la
prestación de este servicio público, el porcentaje de reclamos por un mal
servicio, por parte de algunos conductores de este transporte público, tiende a
incrementarse.
Sandra Gómez, una
trabajadora social de un colegio al sur de la ciudad, afirma que cada vez que
le pide a un taxi que la lleve a su lugar de trabajo no le presta el servicio o
la deja a mitad de camino porque el tráfico vehicular está lento. “Casi diario
discuto con algún taxista, ellos parece que no quieren trabajar porque
trancones hay todos los días, así que esa es una simple excusa”, dice Gómez.
Para Jaime Valero, director
de disciplina de Taxi Express, los taxistas independientes, que son los que
aunque pertenecen a una empresa trabajan por las calles sin atender los
servicios del radioteléfono, están más asociados con los abusos hacia los
usuarios porque que no tienen la responsabilidad de cumplir con el servicio que
le solicitan, mientras que los que prestan su servicio mediante el PBX o los
“puntos amarillos”, están obligados a transportar al usuario a donde este lo
solicite y deben hacerlo de forma responsable y eficiente. No obstante, las
empresas de taxis no están indemnes a recibir quejas y reclamos por parte de
sus clientes.
Diego Quijano, un
taxista bogotano, dice que durante la noche, aprovechando el recargo nocturno,
son mayores los abusos cometidos por conductores de este transporte público, porque
se aprovechan de la escasez de vehículos
para cobrar tarifas mucho más altas que las que indica la tabla de precios, incumpliendo
así las normas por las que se rigen. Según el Decreto 172 de 2001, conforme a lo estipulado por las autoridades
distritales, se fijarán las tarifas que deben pagar los pasajeros. Y de acuerdo
con el Reglamento Nacional de los Servicios Urbanos e Interurbanos de Transportes
en Automóviles Ligeros, estas, no deben tener ningún tipo de aumento, a menos
que el servicio incluya el cobro de tarifas extras o recargo por fechas
especiales como la navidad o el año nuevo.
Por otra parte, es frecuente que el pasajero se queje porque el taxista
no quiso llevarlo al lugar que necesita llegar. Para Jennifer Quintero, una
abogada que trabaja en el centro de la ciudad, a cualquier hora es difícil que
los taxistas accedan a llevarla a esta zona. “Siempre llamo y a esa hora de la
mañana no contestan. Salgo a la calle y como en el quinto o sexto intento es
que logro conseguir que alguien me lleve. A los conductores poco les gusta ir
al centro, entonces, hay que ir a donde el taxista vaya y no a donde uno
necesite”. Con respecto a esto, el Reglamento Nacional de Taxi en su artículo
42, expone que “el conductor solicitado, personalmente o por vía telefónica
para realizar un servicio, en la forma establecida, no podrá negarse a ello sin
causa justa”. ¿Cómo exigirle a un trabajador independiente que cumpla esta
norma, si no tiene que rendirle cuentas a nadie?
Álvaro Fernández, un trabajador de un bar en la zona rosa de Bogotá, dice que además de no acceder a llevar a los
pasajeros, algunos taxistas que circulan por este sector a altas horas de la
madrugada, no portan el taxímetro, y se valen de eso para cobrar su servicio
con un precio superior al que debe cobrarse. Al hacer esto el conductor infringe
el artículo 89 del Código de Tránsito de Colombia, donde se expone que “ningún
vehículo autorizado para prestar el servicio público con taxímetro podrá
hacerlo cuando no lo tenga instalado, no funcione correctamente o tenga los
sellos o etiquetas adhesivas con calibración vencida o adulterada”. Para Jorge
Tovar, gerente de Taxis Ya, para poder pertenecer a una empresa de taxis, estos
deben cumplir con ciertas normas tecno-mecánicas y una serie de implementos
como el taxímetro, que debe estar en perfectas condiciones y que debe ser
controlado periódicamente. Es claro que además de las autoridades pertinentes,
son las empresas las que deben regular las
condiciones en que salen a trabajar sus conductores.
¨Para los usuarios es mejor llamar un taxi para quedar satisfechos con el servicio¨ Carlos Ospina, taxista. Foto: Johanna Celedón |
El taxista Carlos Ospina afirma que para los usuarios es mejor llamar un
taxi para quedar satisfechos con el servicio. “En la calle hay muchos carros
piratas, y la gente no está pendiente de si tiene la placa a los lados o si no
tiene el tarjetón de los precios, se montan sin saber nada y terminan siendo
víctimas de robos o abusos a la hora de cobrarle la carrera”, dice el conductor.
De la misma manera, Jaime Valero, señala que “los taxistas que trabajan como
independientes, no tienen ningún “control”, porque son los que deciden si hacen
o no el servicio, mientras que con las empresas de taxis hay mucha más
seguridad y el conductor tiene la obligación de cumplir a cabalidad su
servicio”.
Cada una de estas irregularidades casi que son inevitables, pero los
ciudadanos cuentan con un recurso muy importante que es el número de teléfono
que debe tener cada taxi, donde se hace el reclamo pertinente con la placa del
vehículo, para que la empresa a la que pertenece le ponga la sanción
correspondiente por la prestación de un mal servicio. Adicionalmente, las quejas también pueden
hacerse en la Policía de Tránsito de la localidad y en la Secretaría de
Movilidad, que son las entidades encargadas para que el servicio de transporte
público que se presta en la ciudad deje satisfecho a los usuarios.
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