Por Gabriela Fuentes
El
7 de diciembre de 1938 el periódico El Tiempo anunciaba en primera página, la
inauguración del Teatro San Jorge, proyecto que nació de Jorge Enrique Pardo,
propietario de una empresa de transportes que contrató para los diseños de la
obra al afamado arquitecto e ingeniero bogotano Alberto Manrique Martín.
El
periódico de la fecha publicó “Ni un colegio, ni un hospital, ni una biblioteca
podrían confundirse arquitectónicamente con este macizo de cemento, porque la
sola fachada dice lo que es”. Su fachada en relieves y con manejo de elementos
geométricos convertía al San Jorge en uno de los pocos edificios de estilo 'art
deco' que existían y existen en Bogotá.
Tenía
capacidad para 1.200 personas y poseía en el segundo piso un bar y un salón de
té donde se acomodaban 200 más. Fue inaugurado con la película "María Antonieta",
dirigida por W.S. Van Dyke y cuyos actores principales eran Norma Shearer y
Tyron Power.
Hoy
tras 74 años de historia, del elegante teatro San Jorge queda muy poco, se
convirtió en el baño de los indigentes y en un lugar de consumo de drogas, que
pese a resistir al tiempo, terminó agendado en una subasta pública que se
llevaría a cabo el viernes pasado.
El
avalúo era de 939 millones 203.500 pesos y la base para la licitación era del
70% del valor del avalúo, es decir, 657 millones 442.450 pesos. Para la subasta
se dio a conocer el siguiente enciso “El predio objeto de la subasta pública
corresponde a un inmueble de interés cultural, categoría de conservación
integral que tiene como obras permitidas la restauración, adecuación funcional,
mantenimiento y reconstrucción parcial.”
Y
eso es lo que esperaban los habitantes y el alcalde de la localidad, Ricardo
Piñeros, que quien lo comprara se comprometiera a restaurarlo, pues el San
Jorge ya había sido rematado por el Distrito y adquirido por la empresa
comercializadora de papel para poner una bodega de reciclaje. La papelera
modificó la estructura original del inmueble declarado bien de interés
cultural. Por esta irregularidad, la compañía fue multada y el cobro coactivo
lo realizó Ejecuciones Fiscales de la Secretaría de Hacienda. Por la deuda
entró a remate.
La
notificación que citaba a la subasta donde se remataría el teatro, apareció en
la página de la Secretaría Distrital de Gobierno, el viernes 11 de mayo a las
5:06 p.m. Según la información publicada, la diligencia se llevaría a cabo ocho
días después, el viernes 18 de mayo, en la Secretaría Distrital de Hacienda en
la Sede Administrativa.
Sin
embargo, el viernes pasado cuando los interesados se dieron cita en las salas 9A
y 9B del noveno piso de la carrera 30 No. 25-90, a las ocho de la mañana, la
subasta del Teatro San Jorge, propiedad de la sociedad Industrial de Papeles
Ltda, fue suspendida. La Secretaría de Hacienda y el área de impuestos,
directamente encargada, no saben la razón por la que no se realizó la subasta.
El
teatro, que se constituyó en una de las piezas importantes en el desarrollo de
la capital y que en su momento fue el sitio predilecto de encuentro de los
bogotanos, se encuentra abandonado y sin un aparente dueño. Los habitantes del
barrio quizás perdieron uno de los pocos por no decir el único lugar cultural
que les quedaba.
“Es
triste que esta zona cada vez se encuentre más llena de violencia y
delincuencia, mientras que en otras épocas cuando estaba el teatro era
diferente. Los primeros carros que existieron en Bogotá se parqueaban acá, era
el teatro más lujoso, luego lo acabaron y pusieron una bodega de reciclaje,
ahora quien sabe que van hacer con eso”, dijo Nubia Correa, uno de los habitantes
del barrio.
A quien camina por La Favorita, las angostas calles de este barrio republicano lo trasladan a otras épocas, las casas antiguas, deterioradas por los años, dan muestra de la mágica historia que tiene guardada. El barrio ya no es el de antes, las grandes personalidades, personajes públicos, comerciantes y adinerados que solían vivir allí, se marcharon; y los que ahora quedan, poco recuerdan lo que solía ser el ostentoso teatro San Jorge, que ahora a la espera de una nueva subasta, se cae a pedazos.
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