jueves, 24 de mayo de 2012

El teatro San Jorge tendrá que esperar una nueva subasta

Mientras corría la celebración del IV Centenario de la fundación de Bogotá, en la carrera 15 con calle 13, barrio La Favorita, se estrenaba el Teatro San Jorge, construido por la firma estadounidense Fred T. Ley.
Por Gabriela Fuentes

El 7 de diciembre de 1938 el periódico El Tiempo anunciaba en primera página, la inauguración del Teatro San Jorge, proyecto que nació de Jorge Enrique Pardo, propietario de una empresa de transportes que contrató para los diseños de la obra al afamado arquitecto e ingeniero bogotano Alberto Manrique Martín.
El periódico de la fecha publicó “Ni un colegio, ni un hospital, ni una biblioteca podrían confundirse arquitectónicamente con este macizo de cemento, porque la sola fachada dice lo que es”. Su fachada en relieves y con manejo de elementos geométricos convertía al San Jorge en uno de los pocos edificios de estilo 'art deco' que existían y existen en Bogotá.
Tenía capacidad para 1.200 personas y poseía en el segundo piso un bar y un salón de té donde se acomodaban 200 más. Fue inaugurado con la película "María Antonieta", dirigida por W.S. Van Dyke y cuyos actores principales eran Norma Shearer y Tyron Power.
Hoy tras 74 años de historia, del elegante teatro San Jorge queda muy poco, se convirtió en el baño de los indigentes y en un lugar de consumo de drogas, que pese a resistir al tiempo, terminó agendado en una subasta pública que se llevaría a cabo el viernes pasado.
El avalúo era de 939 millones 203.500 pesos y la base para la licitación era del 70% del valor del avalúo, es decir, 657 millones 442.450 pesos. Para la subasta se dio a conocer el siguiente enciso “El predio objeto de la subasta pública corresponde a un inmueble de interés cultural, categoría de conservación integral que tiene como obras permitidas la restauración, adecuación funcional, mantenimiento y reconstrucción parcial.”
Y eso es lo que esperaban los habitantes y el alcalde de la localidad, Ricardo Piñeros, que quien lo comprara se comprometiera a restaurarlo, pues el San Jorge ya había sido rematado por el Distrito y adquirido por la empresa comercializadora de papel para poner una bodega de reciclaje. La papelera modificó la estructura original del inmueble declarado bien de interés cultural. Por esta irregularidad, la compañía fue multada y el cobro coactivo lo realizó Ejecuciones Fiscales de la Secretaría de Hacienda. Por la deuda entró a remate.
La notificación que citaba a la subasta donde se remataría el teatro, apareció en la página de la Secretaría Distrital de Gobierno, el viernes 11 de mayo a las 5:06 p.m. Según la información publicada, la diligencia se llevaría a cabo ocho días después, el viernes 18 de mayo, en la Secretaría Distrital de Hacienda en la Sede Administrativa.
Sin embargo, el viernes pasado cuando los interesados se dieron cita en las salas 9A y 9B  del noveno piso de la carrera 30  No. 25-90, a las ocho de la mañana, la subasta del Teatro San Jorge, propiedad de la sociedad Industrial de Papeles Ltda, fue suspendida. La Secretaría de Hacienda y el área de impuestos, directamente encargada, no saben la razón por la que no se realizó la subasta.
El teatro, que se constituyó en una de las piezas importantes en el desarrollo de la capital y que en su momento fue el sitio predilecto de encuentro de los bogotanos, se encuentra abandonado y sin un aparente dueño. Los habitantes del barrio quizás perdieron uno de los pocos por no decir el único lugar cultural que les quedaba.
“Es triste que esta zona cada vez se encuentre más llena de violencia y delincuencia, mientras que en otras épocas cuando estaba el teatro era diferente. Los primeros carros que existieron en Bogotá se parqueaban acá, era el teatro más lujoso, luego lo acabaron y pusieron una bodega de reciclaje, ahora quien sabe que van hacer con eso”, dijo Nubia Correa, uno de los habitantes del barrio.

A quien camina por La Favorita, las angostas calles de este barrio republicano lo trasladan a otras épocas, las casas antiguas, deterioradas por los años, dan muestra de la mágica historia que tiene guardada. El barrio ya no es el de antes, las grandes personalidades, personajes públicos, comerciantes y adinerados que solían vivir allí, se marcharon; y los que ahora quedan, poco recuerdan lo que solía ser el ostentoso teatro San Jorge, que ahora a la espera de una nueva subasta, se cae a pedazos. 

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