Escolta, guardaespaldas e incluso hombre de
protección o de seguridad es el término que se le da a un individuo capaz de
defender y resguardar la vida de otro. Policías, militares y personas que no se
encuentran vinculadas a algún ente del Estado que logren cumplir ciertos
requisitos están en la capacidad de dedicarse a una profesión considerada de
alta peligrosidad.
Por: Claudia Pinzón
En Bogotá, una
ciudad con más de ocho millones de habitantes, existen más de nueve mil
funcionarios públicos y privados que necesitan de la protección de un escolta. Hasta el año 2010 la cuenta era de 15.414 guardaespaldas que
trabajaban para diferentes empresas e instituciones. Según datos de la
Superintendencia de Vigilancia y Seguridad Privada en el país este tipo de
servicios de seguridad, sumándole la de vigilancia, lleva más de 45 años.
Alberto León
Parrado es sargento de la policía y lleva 10 años trabajando como hombre de seguridad
en la Vicepresidencia y Presidencia de la República. Antes de ejercer esta
profesión, trabajó para las operaciones especiales de la policía realizando
allanamientos y acciones contraguerrilla en Bogotá. “Durante esos siete años
con mi grupo realizamos varios operativos importantes tales como extraditar a más
de 30 narcotraficantes y encargarnos de la seguridad de la Copa América”,
asegura el Sargento León.
Ser parte del
escuadrón de seguridad para la presidencia y vicepresidencia no es fácil, León
explica que el entrenamiento que le brindaron fue por parte de la Embajada de
los Estados Unidos, tuvo que viajar a Albuquerque en Nuevo México durante casi
dos meses, tiempo en el cual aprendió diferentes técnicas de defensa, polígono,
preparación física entre otros.
Las
instituciones gubernamentales tales como la Policía Nacional y el Ejército
Nacional de Colombia brindan a sus reclutas un entrenamiento más complejo y
extenso. Sin embargo en Bogotá existen más de 200 escuelas y empresas de seguridad privada que
ofrecen a personas que no llevan una carrera en alguna institución
gubernamental, la oportunidad de tomar cursos de entrenamiento y capacitación
en temas de seguridad, supervivencia, manejo de armas, etc. Los requisitos
consisten en ser mayor de edad, tener cartón de bachiller, tener situación militar definida entre otros.
La persona que cumpla con los anteriores requerimientos puede realizar estos
cursos, incluso mujeres. Es necesario aclarar que estas capacitaciones forman
agentes de seguridad para trabajar con personas y empresas privadas que busquen
este servicio.
Foto tomada por. Academia de Seguridad Colombiana |
Los
entrenamientos que reciben los miembros de la fuerza pública son más elaborados
y estructurados. Cada personaje que vaya a ser custodiado debe pasar por un
estudio para medir su nivel de riesgo, dependiendo de los resultados se decide
si el personaje necesita uno o varios anillos de seguridad para protegerlo.
Esta formación consta de cuatro agentes, siendo el jefe de seguridad el más
importante en el momento de que exista alguna amenaza contra el “protegido”, ya
que debe tener todo un plan de evacuación y así salvar la vida del personaje.
Es importante saber que estos hombres tienen mucho coraje y valor, además han
sido entrenados desde que entran a las instituciones para proteger y dar la
vida por el otro. “Mi ética desde que comencé a trabajar para la policía es
defender individuos y bienes dando hasta la vida misma”, agrega el Sargento
Arguello, jefe de seguridad del Ministro de Minas y Energía, Mauricio Cárdenas.
Para que algún
miembro de la institución policial llegue a convertirse en hombre de seguridad,
es necesario que tenga ciertos requisitos: primero no haber tenido sanciones,
que la persona lleve más de dos años trabajando para la Policía, debe pasar por
una prueba de polígrafo y finalmente es primordial tener la recomendación de un
coronel u otro miembro con alto rango en la institución.
El Sargento León
es uno de los pocos jefes de seguridad que ha continuado trabajando para la
Presidencia de la República ya que ha pasado todas las pruebas de polígrafo que
le hacen eventualmente a todos los miembros de seguridad, también él asegura
que ha sido por suerte. “Antes de vincularme allí, yo había acabado de terminar
un entrenamiento como enfermero de combate y precisamente por esa época Álvaro
Uribe estaba postulando su candidatura a la presidencia y fue víctima de un
atentado en Barranquilla, inmediatamente me llamaron y pidieron mi colaboración
como recién graduado de enfermero. Luego me dejaron a cargo de una camioneta
blindada para transportar en caravana al ex vicepresidente Francisco Santos, mi
coronel al mando después me recomendó y finalmente me quedé trabajando para
ellos”, narra el Sargento León.
Las armas
utilizadas por estos personajes varían según la importancia de la persona a la
cual se está protegiendo. El jefe de seguridad del Ministro de Minas explica que
él y todos sus compañeros únicamente utilizan pistolas nueve milímetros marca
Sig-Sauer de corto alcance. En la Presidencia de la República utilizan estas
mismas armas, sin embargo como el grupo de seguridad también está conformado
por militares, estos utilizan otro tipo de armamento mucho más grande y de
largo alcance.
Las empresas
aseguradoras al ver el alto nivel de riesgo que corren estos hombres a la hora
de ejercer esta profesión no les brindan una póliza de seguro. Sin embargo en
las instituciones como la Policía están en la obligación de pagar el seguro de
estos hombres que día a día deben enfrentar sus miembros de seguridad. “Es una
profesión difícil, sin embargo en otras seccionales de la institución también
se puede correr el mismo riesgo”, argumenta el Sargento Arguello, un hombre de
38 años que lleva más 20 años trabajando para la Policía nueve de los cuales ha
ejercido como hombre de protección. Antes de tomar el puesto de jefe de
seguridad del ministro de minas, Arguello trabajó como policía judicial en el
grupo de delitos especiales, “usted no sabe qué puede pasar, ya sea trabajando
como hombre de seguridad o como policía judicial”, dice el Sargento.
Cursos de
actualización, pruebas paulatinas de polígrafo y alguno que otro reconocimiento
reciben estos hombres que arriesgan su vida por otra persona sin titubear. El
sueldo que varía entre tres y cinco millones es el pago que reciben estos personajes
que todos los días trabajan por la seguridad y protección de un individuo. “Mi
intención al ejercer esta profesión es descartar desenlaces fatales y
neutralizar cualquier comportamiento violento”, argumenta el Sargento Arguello.
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